viernes, 31 de octubre de 2014

Miedo


Un sudor frío recorre mi piel. El miedo atenaza mi garganta. Mi corazón cabalga desbocado en una huida despavorida. Intento huir con él, pero estoy paralizada, algo me retiene. Cuerdas, aunque no estoy segura. No veo bien, ¿qué me pasa? ¿Estoy drogada?
Se qué vienen a por mí, me persiguen. Aterrorizada, empiezo a hiperventilar. No consigo que mis pulmones se llenen del oxígeno que necesito. Me revuelvo desesperada. Voy a morir, lo sé. Quiero gritar, pero mis cuerdas vocales no responden.
Entonces, alguien me zarandea bruscamente. Abro los ojos desorbitados y oigo una voz familiar que masculla:
-¡Siempre tienes que enrollarte en el edredón! ¡Qué frío!

Susto de muerte


-¿Truco o trato? -gritó a mis espaldas una voz de ultratumba.
Mi rostro se contrajo y mi corazón se detuvo, aterrado. Cuando caía al suelo en mi último suspiro, pude ver que solo eras tú disfrazado y, mi muerte, tú última broma de mal gusto.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Recordatorios ortográficos (1)


¡Hola a todos! Con esta entrada pretendo refrescar algunas memorias (la mía la primera, jeje). Para poder escribir es imprescindible tener algo que contar, explicar o enseñar. Ahí nuestra creatividad será la reina. Ella será la encargada de conseguir que nuestro trabajo no sea un texto más en el mundo de las letras. Hará que resalte por los sentimientos que despierta en nosotros, por lo sencillo que parece algo complicado después de la lectura, por su ternura, originalidad, frescura, ingenio... Ella marcará con su sello nuestras composiciones, le dará identidad. ¿Pero qué sería de la reina Creatividad sin su querida amiga Ortografía? Ella viste las palabras con estilo y precisión. Sus puntos son siempre firmes y bien hilvanados. Ella engalana las palabras con sus peinados, colocando los acentos, cual tocados, en los lugares adecuados. La Creatividad, presumida de nacimiento, disfruta de la compañía de su amiga Ortografía. Sabe que con ella es más hermosa y que sus admiradores la aprecian y la valoran. ¿Seremos nosotros quienes la olvidemos y dejemos nuestros textos sin sus trajes de alta costura? ¡No, por favor! Aquí van algunos recordatorios que espero que os sean de utilidad:

1. Las MAYÚSCULAS siempre se acentúan. Antiguamente, cuando los cajistas eran los encargados de componer el texto y no los modernos procesadores de texto, tenían el inconveniente de que los acentos tendían a caerse. El producto final eran textos en los que algunas mayúsculas iban acentuadas y otras no. Por eso se optó por no acentuarlas y así mantener la coherencia en todo el escrito. Pero de esto hace ya muchos años. Los acentos ya no se "caen" y no debemos olvidarnos de ellos, nunca.

2. Han perdido la tilde:
  • La "o" entre números: 3 o 4.
  • La primera y tercera persona del pretérito perfecto simple de estos verbos: liar (lie, lio), criar, fiar, ir, dar. La tercera persona del pretérito perfecto simple de reír y freír. Algunos de estos todavía me duelen escribirlos sin acento :(
  • Siguen siendo optativos: sólo/solo, guión/guion, ión/ion, truhán/truhan. Debemos escoger una de las formas y utilizar la misma a lo largo de todo el texto.
3. Se separan por un espacio las unidades de medida (kg, m, ºC...) de las cifras que acompañan. Ej.: 25 kg

4. No pueden separarse al final de línea:
  • Las cantidades expresadas en cifras de la unidad de medida que las complementan. 25 kg (aunque se separen por un espacio deben quedar juntos en la misma línea. No puede quedar 25 al final y empezar el siguiente renglón con kg).
  • Las cifras (lo mismo que el ejemplo anterior).
  • Los dígrafos españoles: ch, gu, qu, ll, rr.
  • Diptongos, hiatos y triptongos. Ej.: poe-ta.
  • La unión "tl" tampoco puede separarse. Ej.: atle-ta (at-leta, no).
  • Cuando la primera o última sílaba de la palabra sea una vocal, no podrá quedar huérfana ni a principio ni a final de renglón. Ej.: abe-cedario (a-becedario, no).
  • Las sílabas terminadas con dos consonantes son inseparables. Ej.: cons-tar.
Vistamos nuestros textos con elegancia para que lleguen a nuestros lectores como auténticas obras de arte. ¡Saludos y a escribir!

martes, 28 de octubre de 2014

¿Realidad o paranoia?


 Se subió a su vehículo y miró con inquietud al coche oscuro de cristales tintados que estaba mal aparcado en la esquina. Por alguna razón le daba mala espina. Se puso en marcha y el coche oscuro la siguió. Sería una coincidencia, pero la puso nerviosa. Aceleró y el otro coche se le pegó al parachoques. Sintiendo pánico, giró bruscamente a la derecha y a la izquierda hasta que comprobó que lo había perdido. Aliviada, se detuvo en el semáforo. Cuando la luz verde le cedió el paso, se asomó al cruce. No tuvo ni tiempo de ver la secuencia de imágenes que componían su vida. La única que permaneció en su retina fue la de un coche oscuro con los cristales tintados que golpeaba su vehículo, mientras la sonrisa diabólica de su conductor brillaba en su noche eterna.

jueves, 23 de octubre de 2014

Halloween en su casa


Deseaba que su fiesta fuera recordada como la mejor de la historia. Escogió los detalles con detenimiento: las calabazas, las velas, los caramelos...
La decoración impresionaba. Nadie podía resistirse a tocar las manos que sobresalían del suelo cual muerto en plena resurrección. Bromearon cuando encontraron los ojos que cuidadosamente había depositado en el ponche. Le llovían las felicitaciones, incluso la sangre que salpicaba las cortinas les parecía real.
La curiosidad les llevó a levantar antes de tiempo, la inmensa tapa de aluminio que ocultaba su principal sorpresa... Una cabeza ocupaba el lugar del pavo, endurecida por el rigor en una mueca tétrica que la enorgullecía.
El caos reinó en la sala. Nadie probaría ya su plato principal. Le habían arruinado la fiesta. Ofendida, reencendió la motosierra y convocó el silencio.

miércoles, 22 de octubre de 2014

La espera...


Estaba nervioso. La sala de espera se le quedó pequeña. La había recorrido mil veces, impaciente por oír vibrar su nombre en los altavoces.

Esa noche había presenciado de todo, alegrías y llanto; la vida y la muerte en esperas iguales a la suya.

No había comido nada en todo el día. El estómago se le cerró desde que recibió la llamada de alerta en su trabajo. Corrió con el corazón en la boca. Había llegado el momento que tanto habían esperado. ¿Estaría preparado? Quería estar a la altura, pero, ¿podría hacerlo?

La sala de espera de su tormento se fue vaciando... ¿de verdad iba a ser el último? ¿No podía aligerarse el proceso y aliviar su sufrimiento? En ese tiempo interminable, un millar de malos augurios se colaron en su mente. No necesitaba ser muy imaginativo, pues otros habían recibido noticias desgraciadas en esa misma sala, en su presencia, alimentando sus miedos y su inquietud.

Por fin su nombre resonó en el megáfono y se levantó de un salto. Todavía no podía pasar, pero todo había ido bien. Sus temores disminuyeron y llegó un poco de alivio. Le enseñaron una ficha para que firmara. Sexo del recién nacido: M. «¡Un macho!», pensó orgulloso y se imaginó en un campo de fútbol enseñando a su pequeño a chutar como él.

Minutos después pudo ver a la criatura. Su esposa estaba allí, pálida y visiblemente agotada, pero él solo tenía ojos para el pequeño bulto que había en la cuna.

No era macho como esperaba, sino una pequeña hembrita, blanquita y pelona que, por la forma en la que se comía las manos, debía estar hambrienta.

La vio perfecta y se sintió completo. Su amor fue a primera vista y supo al instante que sería capaz de dar la vida por ella.

Su pequeña, que incluso dormía en la misma postura que él, fue su orgullo. Lo imitaba y seguía sus pasos con admiración y, a día de hoy, la que fue su niña, lo mira con repeto y dice:

«¡Te quiero, papá! Es un orgullo ser tu hija y parecerme tanto a ti».

Un día como hoy...


Durante nueve meses estuviste cargándote de ilusiones. Cada vez que se movía la vida que crecía en tu vientre, se despertaban tus anhelos y se desperezaban tus sonrisas.

Cuando los dolores empezaron te llenaste de emociones contradictorias: alegría porque el día de tus deseos había llegado; nervios por enfrentarte a lo desconocido; impaciencia por ver el fruto que tantos meses habías esperado...

Nadie te preparó para ese momento y, mucho menos, para las largas horas que transcurrieron. Las ayudas que hoy disfrutamos a ti no te llegaron. Te faltaron los consejos y el cariño de tu madre, y aún así, te enfrentaste con valentía a la muerte para estrechar en tus brazos a una nueva vida.

Una vida que desde el primer momento te llenaría de preocupación, trabajo extra, noches sin dormir, llanto, frustración, dolores de cabeza, enfados... pero también de cariño, de sonrisas, de amor sin condición, de orgullo y alegría.

Allí, tumbada en la cama del hospital, exhausta por el gran esfuerzo que habías realizado nada de lo que deparara el futuro te inquietaba, solo poder abrazar el premio de tu dolor y tu ilusión. ¡Lo habías conseguido! ¡Eras madre!

Una MADRE así, en mayúsculas, abnegada, comprensiva, atenta a las necesidades de los tuyos, servicial, fuerte y amorosa. La mejor madre que Dios me pudo regalar.

Así que hoy, cuando la gente me felicita puedo dar las gracias por ser tan afortunada, porque una mujer como tú me dio la vida y me regaló la suya para que yo creciera feliz.
¡Te quiero, mamá!

Espejito, Espejito mágico...

Se miró en el espejo y un escalofrío le recorrió el cuerpo. Ahí estaba, el paso del tiempo reflejado en su rostro. Su amigo nunca le había mentido. Para colmo, solo le quedaba magia para un último hechizo... No lo malgastaría envenenando la manzana como había previsto, la emplearía en borrar esa nueva arruga. Nadie debía saber que envejecía.

Alma triste

Su llanto inunda las calles,
pero no lava sus heridas.

Su grito quiebra el silencio,
mas no acaba con su dolor.

Su corazón hecho añicos
se le clava en el pecho.


Su alma, profundamente afligida,
ha perdido la luz.


Desea ahogarse en sus lágrimas;
desea detener sus latidos...


Si la veis cual pena errante, no la interrumpais.
Dejadla, solo desea pasear con su dolor.

¡Sorpresa!

Odiaba sus cumpleaños desde los 15, siempre la decepcionaban. Las fiestas nunca llegaban a ser sorpresa y los regalos raras veces eran lo que deseaba. Sin embargo, ese año sería diferente. Se había mentalizado tanto que lo disfrutaría.
Abrió los ojos y se llevó una estupenda sorpresa. "¡Por fin!", pensó.
Todos sus familiares y amigos estaban allí y decían de ella cosas preciosas.
No faltaron las velas y le regalaron flores, muchas flores que inundaban la sala con su fragancia.
La fiesta hubiera sido un éxito si esa caja de pino no le hubiera resultado tan incómoda y sus invitaciones no hubieran tendido tan poco glamour... ¡parecían esquelas!

lunes, 20 de octubre de 2014

¡Primer mes superado!


Hace tan solo un mes que me lié la manta a la cabeza y decidí publicar mi blog. Lo hice con miedo, sabiendo que era una nueva responsabilidad de la que carecía de experiencia. Todavía hoy me da mucho respeto la tarea. Compartir entradas de calidad que puedan servir de ayuda a otros y puedan mostrar un poquito de mi trabajo; conocer a lectores y escritores que puedan disfrutar con lo que escribo o les pueda parecer útil e interesante... Son algunos de mis objetivos.

A día de hoy puedo decir que estoy satisfecha. ¡¿Qué digo "satisfecha"?! Estoy feliz. Feliz porque he conseguido colgar entradas con bastante periodicidad. Feliz porque tengo ideas para muchas otras que espero os gusten. Feliz porque he conocido personas a las que aprecio. Feliz porque este blog ha tenido ¡más de mil visitas en un mes! (no sé si es mucho o poco, pero estoy muy contenta).

Gracias a todos los que habéis pasado por aquí y me habéis leído. Gracias a todos los que habéis dicho en las redes sociales que las entradas os gustaban. Gracias a todos los que habéis comentado, incluso compartido con vuestros amigos. Gracias también por los retuits.

Vuestra compañía y palabras me han animado y alentado a seguir adelante. Eso es justo lo que haré. Por difícil y árido que pueda parecer el camino, no me detendré. Porque la escritura es parte de mi vida; contar historias es parte de quién soy; y, porque si no las saco de mi cabeza, temo que algún día explote.

Lo dicho:
  
Girando sobre mis pies me descubro, 
Rodeada de personas maravillosas. 
Agradezco su presencia ¡es un lujo! 
Con su afecto yo me siento muy dichosa. 
Impacientes las historias que acumulo 
Amenazan con brotar ¡qué revoltosas! 
Se serenan solo cuando les susurro que las despertaréis y serán hermosas...

¡Que este lunes parezca viernes y que tengáis una estupenda semana!
Un abrazo, amigos.

viernes, 17 de octubre de 2014

Momentos de angustia


Pulsé el botón del ascensor pero no ocurrió nada. Ningún movimiento, ningún sonido de puertas al abrirse o cerrarse, nada.

Un escalofrío me recorrió de los pies a la cabeza y empecé a inquietarme. "Tranquila, no pasa nada", me animé, "seguro que reacciona en algún momento".

Volví a pulsar el botón, esta vez con insistencia. Después, con tanta fuerza que la pequeña circunferencia amenazó con hundirse en la pared.

Se me erizó el vello de la nuca y un sudor frío empapó mi piel. La ansiedad empezó a crecer en mi interior. El corazón repiqueteaba en mi pecho más rápido de lo normal. ¿Qué podría pasarme? ¿Y si me daba un infarto ahí dentro?

Como si lo convocase, empecé a sentir un fuerte dolor que subía por el brazo izquierdo, intenso y constante. "Voy a morir, lo sé", susurré aterrorizada.

De repente, ¡PUM! alguien cerró la puerta del ascensor en algún piso superior y automáticamente se encendió la lucecita roja que indicaba que el ascensor bajaba a buscarme.

Suspiré aliviada y decidí subir por las escaleras. Era más sano y seguro que mi hipocondría me lo agradecería.

©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados

Apocalipsis "C"


Observó la vaina con incredulidad. Su color le recordaba al chocolate. Parecía suave y blanda. ¿De verdad esa cosita era lo que internet decía que era?

Suspiró con resignación. No se arriesgaría a comprobarlo.

Consciente de que era la única solución, la pisó. El crujido le provocó un estremecimiento que le subió del pie hasta la punta de las orejas. Es desagradable "crec" le recordó a lo que realmente contenía esa cápsula y sintió miedo.

Con el corazón retumbando frenéticamente en su pecho, se atrevió a mirar lo que había bajo su pie.

Había fallado. Lo sabía. Su temor la había obligado a no aplicar la suficiente fuerza y en lugar de aplastar la vaina, la había abierto, liberando a centenares de insectos diminutos dispuestos a devorarla.

Quiso gritar, pero era tal su terror que el grito se estranguló en su garganta. Cerró los ojos y haciendo acopio de una valentía que no sentía, empezó a pisotear enérgicamente para reparar su error; sin embargo, ya era demasiado tarde...

Las cucarachas habían escapado y la perseguirían incluso en sus sueños. No volvería a sentirse a salvo en su vida.

AVISO: Este relato puede herir la sensibilidad del lector. ¡Ay! Quizá esto tendría que haberlo puesto al principio, ¿no?  ;)

©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados


Tempus fugit


Me gustaría poder detener el tiempo...
A veces simplemente para descansar en mi burbuja, ajena al ajetreo que me rodea; ignorante de las situaciones que no puedo controlar.

Me gustaría poder detener el tiempo...
Y recuperarme sin prisas de una mala noche o saborear lentamente la felicidad del momento.

Me gustaría tanto poder detener el tiempo...
Y mantener a los míos en un espacio privado, seguro y eterno; donde el dolor no entrara, ni la muerte, ni contratiempos.

Sin embargo, no puedo detenerlo...
Y se empeña en arrollarme con su impaciencia; y me empuja día a día en su frenética carrera.

¡Espera! ¡no vayas tan rápido! Déjame disfrutar un poco.
Que ahora que sé que no me darás tregua, quiero aprovechar cada instante, por que el tiempo es oro.

©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados

jueves, 16 de octubre de 2014

Eterno


¿Tiene el amor finiquito?
¿fecha de caducidad?
¿No se expande al infinito
y cada día crece más?

¿Cuáles son los requisitos
de un amor de calidad?
¿materiales exquisitos?
¿el placer? ¿la vanidad?

¡Ay! Perdón si me despisto,
¡yo, tal vez, no sepa amar!
Pero sé qué necesito
y lo digo en humildad:

De vileza, desprovisto;
comprensión no ha de faltar;
que me anime si desisto;
que me tenga en un altar.

Que me quiera con sentido,
con respeto y dignidad,
con cariño no fingido,
con pasión, fidelidad.

Este es el amor que he visto,
un amor de eternidad;
aunque hoy parece extinto,
lo he sentido, es real.

¡No estoy loca! Yo insisto:
este amor es de verdad.
Es el que vivo contigo
y durará hasta el final.

©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados

martes, 14 de octubre de 2014

Cómo corregir tu obra (segunda parte)


¡Hola a todos!

Hoy trataré algunas cuestiones de estilo necesarias para que nuestro escrito tenga una apariencia profesional. Lo ideal sería que recurrieseis a uno, pero nunca está de más conocer estos principios.
Si estás preparando tu novela para autopublicarla, te aconsejo que leas esta entrada atentamente. Si vas a presentar tu obra a un concurso o a una editorial, debes fijarte bien en los requisitos que piden y seguirlos al pie de la letra. En el caso de concurso, no obedecer las bases dejará tu trabajo fuera; y, en el caso de la editorial, considerarán como una falta de respeto, interés o profesionalidad que ignores sus premisas y no perderán el tiempo en alguien que no lo ha perdido antes en ellos.

¡Empecemos!

1. Unifica criterios:
  • La numeración de los capítulos y su título, si lo lleva, debe ser igual en todos ellos (tipo, cuerpo, posición en la página...).
  • Fechas. Escríbelas siempre igual (14/10/2014; 14.10.2014; 14-10-2014; 14 de octubre de 2014...).
  • Edades. Las escribas en cifras o en letras, sigue la misma norma en todo el escrito.
  • El espacio entre párrafos siempre debe ser el mismo. Lo ideal es definirlo en la opción «formato-párrafo» de tu procesador de texto. Si lo haces manualmente puedes encontrarte con este problema.
  • No abuses de las mayúsculas, negritas, cursivas o subrayado. Si necesitas resaltar una parte del texto sigue una progresión de intensidad (ej. cursiva, cursiva + negrita, cursiva +negrita + subrayado...).
  • Palabras biacentuales. Elijas la opción que elijas debes ser coherente y utilizar la misma en toda la obra (período/periodo, afrodisíaco/afrodisiaco, réptil/reptil...).
  • Conviene seleccionar todo el texto y hacer una búsqueda y reemplazo general de dos espacios. Suelen colarse y un lector sensible los notará.

2. Partes del libro que deben empezar en página impar:
  • Dedicatoria
  • Índice de contenido
  • Presentación
  • Prólogo
  • Capítulo primero de cada parte
  • La página que indica el inicio de parte. La siguiente va en blanco.
  • Epílogo
  • Primer anexo
  • Bibliografía
  • Índice de materias.

3. Página impar o par según corresponda:
  • Lista de cuadros e ilustraciones.
  • Agradecimientos.
  • Componentes anexos: cronologías, etc.
  • Los capítulos. Siempre empiezan página nueva. Si quieres que empiecen en impar, asegúrate de que así sea en toda la obra.

4. Capítulos: 
  • En la primera página, guarda un espacio en blanco antes de iniciar el texto como cortesía de arranque (13, 16 o 18 líneas).
  • La página final no debería tener menos de cinco líneas.

 5. Párrafos:
  • La primera línea de todos ellos debe ir sangrada, incluida la de los diálogos.
  • Deben acabar en una línea corta que no sea inferior a cinco letras sin contar el punto.
  • Se consideran párrafos antiestéticos:
    • Cuando el espaciado no es regular (líneas con mucho espacio entre las palabras y otras muy apretadas).
    • Demasiados guiones seguidos al final de línea. Máximo tres en novela y hasta cinco en columna. (Aunque en la editorial en la que trabajaba solo se consentían dos y tres respectivamente).
    • Cuando al principio o final de dos o más líneas seguidas aparecen las mismas palabras o fragmentos de palabras. 

6. Páginas:
  • No debería empezar con una línea corta que sea final de párrafo.
  • Páginas de cortesía. Deberían dejarse una o dos hojas en blanco (cuatro páginas) al comienzo del libro y como mínimo una al final.
  • Al mirar las páginas enfrentadas, las líneas de ambas páginas deben estar alineadas horizontalmente.
  • Las páginas en blanco no van numeradas (de cortesía, cambio de capítulo...), aunque contabilizan. Tampoco las páginas del principio en las que aparecen los derechos de autor, ni las que indican las distintas partes de la obra.

 7. Cursivas:
  • Para resaltar una palabra.
  • Cuando escribes un autónimo.
  • Títulos (literarios, canciones, películas y cuadros).
  • En obras de teatro, las acotaciones del autor.
  • Palabras extranjeras.
  • Argot. La jerga que no pertenece a la lengua estándar.
  • Citas.
  • Nombres propios de aparatos (aviones, barcos, trenes...).
  • Los signos de puntuación que acompañan a la palabra o frase en cursiva. Ej. ¡Hola, Laura!
 
8. Subíndices y superíndices (incluidas las notas a pie de página o al final del libro). Van unidas a la palabra que acompañan sin espacio que las separe. En el caso de la cita, si esta afecta a una palabra o frase seguida de signo de puntuación, la cita se coloca después de este y no irá ni en negrita ni en cursiva aunque el texto al que acompañe sí.
 

En el futuro seguiré tratando la corrección desde el punto de vista ortográfico. Es un tema amplio y básico que nos irá bien repasar. ¿Os han sido útiles estas premisas?

¿Buenos días?


No necesitaba la poción del doctor Jekyll. Era sonar el despertador y Hyde aparecía en su peor forma. Solo el silencio mientras tomaba un café bien cargado le hacía regresar.

©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados

Terapia de azúcar


«¡Qué día llevo! ¡Qué día!» -gruñía frente al espejo- «Y para colmo tendré que ir al médico a que me quite esta asquerosa verruga de la punta de la nariz. ¡Lo que me faltaba! Grrrrr... ¿Por qué la vida es tan complicada? Juanito y Greta estaban hoy de lo más insoportables. Adoro a mis niños pero cuando me hacen enfadar... ¡me los comería! Lo único que me calma es pensar en cosas dulces: paredes de chocolate, puertas y ventanas de galletas de canela, lámparas de gominola... Aaaah... Así debería ser mi casa.»

©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados  

jueves, 9 de octubre de 2014

Siempre


Amarte y soñarte,
despertar y tenerte,
verbos que quiero
que duren por siempre...

©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados 

miércoles, 8 de octubre de 2014

En tus ojos


Perderme en el azul de tu mirada
es volar por un cielo despejado.
Acorta la distancia,
rodéame en tu abrazo.
Permíteme que encuentre, en tus ojos,
los míos reflejados.

©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados 

Corazón helado


Sin percatarnos, nuestro amor llegó al otoño en estos días.
Marchitados, nuestros sueños se secaron y cayeron a escondidas.
No me lo esperaba;
no me lo temía y,
sin embargo, el invierno llega hoy a nuestras vidas.
 
©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados

Otoño


Las gotas de lluvia resbalan perezosas por la ventana de mi habitación. La melancolía me embarga. Se parecen demasiado a las lágrimas, aunque más frías. Me estremezco y acaricio mis brazos para entrar en calor.
El tiempo está cambiando. Lo saben mis huesos doloridos. Lo saben las aves que inician sus vuelos en busca de un lugar más cálido. Lo saben los árboles que se visten de gala con tonos ocres, rojizos y marrones. Lo sabe el viento que se levanta frío y caprichoso a jugar con nuestros cabellos. Lo saben las nubes que lloran de alegría al dar la bienvenida al otoño.
El otoño, el alivio del verano y el presagio del invierno. El otoño, que cubre con su manto de hojas muertas las calles de mi ciudad. El otoño, que me llena de sosiego; que me invita al recogimiento y a la meditación; que me empuja a una taza de té humeante mientras miro por mi ventana y pienso, que la vida es un paso de estaciones y que todas se deben saborear.

martes, 7 de octubre de 2014

Cómo corregir tu obra (Primera parte)


Has conseguido acabar tu obra. Te sientes satisfecho contigo mismo por haber alcanzado una meta, pero quieres más. Has pasado horas, días, semanas, meses, incluso años organizando tu escrito, dándole forma, puliéndolo como a un diamante en bruto. Estás  ilusionado y te encantaría que otros pudieran leer tu trabajo.

¿Qué haces? ¿lo entregas sin revisarlo porque la esencia de tu escrito es tan buena que no necesitas ni darle un vistazo? Error.

Debes valorar a tus lectores, respetarlos, mimarlos y cuidarlos. Si les enseñas un texto plagado de faltas de ortografía puede que tus adorados lectores no pasen del título. Esto es serio. No veas la ortografía como a una enemiga sino como a una compañera de viaje. Ella embellecerá tu obra y no permitirá que el lector esté sufriendo tics nerviosos cada vez que ve un error ortográfico.

Entonces, ¿qué pasos puedes seguir para dejar tu obra presentable?

1. Realiza una lectura analítica del texto. Este punto no tiene que ver propiamente con la ortografía, pero es imprescindible en una buena revisión. Cada frase debe ser importante, debe decir algo que haga avanzar la historia, algo relevante. Debes eliminar la paja, incluso las explicaciones que demuestran lo bien que te has documentado porque si no están relacionadas directamente con la historia, al lector no le interesarán. (Esas explicaciones puedes reservarlas para tu blog. Con ellas publicitarás tu obra y es posible que despiertes la curiosidad de tus lectores). Pregúntate si ese párrafo fluye; si esa frase retrasa la acción, la distrae. ¿Puedes decirlo de forma más sencilla que llegue al lector sin florituras innecesarias? Si es así, hazlo.

2. Atiende al corrector de tu procesador de textos. Esto puede parecer una tontería y seguro que ya lo haces, pero es fácil que, entre nombres de personajes y lugares que el corrector señala por desconocerlos, se te cuele alguna palabra mal escrita que él humildemente te indica en rojo, pero que no ves porque ya hay demasiado color en ese párrafo.

3. Utiliza un lector de textos. El ojo no ve lo que la mente da por sentado. La «ceguera del escritor» es un hecho y para contrarrestarlo puedes valerte de herramientas útiles. Las nuevas tecnologías aportan aplicaciones con grandes ventajas. Yo utilizo el lector del Fbreader, la aplicación con la que leo en el móvil. Mientras él lee en voz alta, yo sigo la lectura atentamente en silencio y cuando una palabra suena rara, es porque está mal escrita. Este sistema es muy práctico y me ayuda a eliminar gran parte de los errores ortográficos.

4. Busca un «lector alfa» que te ayude. Tiene que ser alguien de confianza, que domine la lengua, la gramática y la ortografía, que le guste leer y que tenga el valor de decir lo que piensa de tu trabajo con sinceridad y respeto. Debe resaltar cada error que encuentre y cuestionar las frases, párrafos o ideas que no acaben de convencerle. También te dirá si los personajes y sus diálogos son creíbles, si la trama es buena y está bien desarrollada o si hay algún capítulo que flaquea. No debes ofenderte nunca por sus críticas, porque te ayudará a descubrir las fisuras que debes reparar y contribuirá a que tu obra sea más sólida y tenga más calidad.

A pesar de tomar estas medidas concienzudamente, es probable que se te pase algún fallo por alto. Un corrector profesional dejará tu texto más pulido. Si puedes pagarlo te lo recomiendo.

Estos son los pasos que yo sigo para corregir, relacionados con el análisis y la ortografía del texto. Siempre es útil tener a mano el diccionario de la RAE, un diccionario de sinónimos y algún manual de gramática y ortografía para consultar en caso de dudas.

En la próxima entrada trataré aspectos de estilo para poder hacer una corrección más completa.

Y me despido con este refrán:
«No hay barco sin rata ni libro sin errata.»

¿Cómo corriges tus textos?


lunes, 6 de octubre de 2014

Autocontrol

Ni la vio venir. ¡ZAS! La bofetada le giró la cara en milésimas de segundo. La ira estalló en su interior y se volvió hacia la agresora dispuesto a exigir explicaciones. Ella le miró con inocencia, las manos en alto como en son de paz.
-Iba a picarte, cariño... ¡Míralo, por ahí va!


©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados 

Sed de venganza

No quería que escapara. Odiaba verlo irse de rositas después de lo que le había hecho. No dejaría que huyera en busca de otra víctima inocente.
Corrió tras él. Lo golpeó con furia asesina, con saña.
Se miró las manos manchadas de sangre y sonrió triunfal. "Ese no vuelve a picarme", pensó mientras se rascaba.

©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados 

sábado, 4 de octubre de 2014

Ingenua vanidad



 Era feliz y volaba despreocupada por la ladera. El sol brillaba, los pájaros trinaban y el polen de las flores olía a delicia.

Por fin había abandonado la crisálida y su vida de gusano. No tendría que arrastrarse para conseguir comida nunca más.

Había secado sus alas al sol durante horas, desplegándolas con paciencia y orgullo. Eran preciosas, se sentía preciosa y con esa seguridad, recorrería los confines de la pradera.

La mariquita le hizo señas, pero no le hizo caso. Era una presumida y total ¿qué tenía de especial? Solo unos puntos negros sobre un fondo rojo.

La cigarra cantó a su paso, pero tampoco consiguió captar su atención. ¿Es que nadie le había dicho que desafinaba, que haría bien en cesar esa tortura auditiva?

De repente, sintió un tirón en sus recién estrenadas alas. Sus patitas se enredaron en un filamento pegajoso. ¡Oh! ¿Qué estaba pasando? ¿De dónde había salido esa extraña red de seda que la aprisionaba? Juraría que hacía un instante no estaba...

Terriblemente angustiada intentó liberarse. Estiró con fuerza, pero solo consiguió quedarse más enganchada.

Era culpa de la mariquita y la cigarra que, envidiosas de su sin igual belleza, la habían distraído.

¿Qué le iba a pasar? Cuatro pares de ojos la miraron fijamente. Se estremeció. Vio la muerte reflejada en esos ojillos negros. El ser peludo se abalanzó sobre ella. Sintió un pinchazo y el dolor le emborronó la vista. Sintió el frío del veneno que serpenteaba en su interior y poco a poco fue perdiendo la movilidad.

Había tantas cosas que había soñado hacer, tantas flores que oler, tanto polen por probar... El tiempo se ralentizó para ella hasta que, finalmente se detuvo. Su tiempo había acabado. Su belleza había expirado con ella, igual que sus sueños, su fantasía y su vanidad.

©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados

viernes, 3 de octubre de 2014

¡Tengo una idea! ¿Ahora qué?


¿Alguna vez os ha asaltado una idea que no podéis ignorar ni aunque os esforcéis? ¿Ha venido a vuestra mente algún personaje, alguna situación que sentís la imperiosa necesidad de plasmar en un papel? ¿Os habéis despertado en plena noche tras un sueño fantástico que os hace pensar que es el argumento idóneo para una gran novela? A mí me ha pasado, y no son pocas las veces que he tenido que levantarme a escribir cuatro apuntes a prisa y corriendo para que no se me olvidara nada importante.

Si la agitación que me provoca la nueva idea es tal que no puedo dejar de pensar en ella, empiezo a escribirla sin preocuparme por estructuras, profundidad de personajes ni veracidad de la situación. En ese momento escribo para liberar mi mente, para aclarar mis ideas y ver si la historia que nace es realmente interesante. Relleno hojas rápidamente, volcando sobre el papel todo lo que se me ocurre. La extensión variará con la idea, puede quedar como un pequeño cuento, un relato más o menos breve o, incluso, como una novela corta.

Hasta aquí queda satisfecha mi necesidad de escribir por escribir. Pero ¿es suficiente? En mi caso no. También quiero escribir para que me lean, y para eso, mi escrito necesita mucho más trabajo. Intentaré hacer una lista de los pasos que sigo. Tal vez os ayude.

1. Le doy muchas vueltas a la trama principal. ¿Es lo suficientemente atractiva como para atrapar al lector? ¿Le interesará a mucha gente o solo a mí? Aquí intento perfilar bien lo que podría ser un resumen de la historia, en el que el principio y el final están muy claros.

2. Características de los personajes. Físico, carácter, costumbres, gustos, manías, familia, trabajo, trasfondo social y cultural... Esta es la parte que me parece más tediosa, pero es necesaria. Cuanto más perfilados estén los personajes en este paso, menos cambios tendré que hacer después. Intento ser todo lo detallista que puedo, narrando incluso su pasado y en qué le ha afectado.

3. Esquema de la obra. En este punto voy un pelín más allá y dibujo una línea de tiempo en la que organizo todos los sucesos importantes (también las ideas nuevas que se me ocurran para añadir a mi escrito). Gracias a este hilo puedo ver casi claramente los capítulos que tendrá (digo casi porque solo será un guión, si por el camino se me ocurre una idea brillante, añado los capítulos necesarios y varío lo que haga falta). Puedo ver a groso modo cómo fluye la historia y si en cada capítulo ocurre algo que mantenga al lector atrapado en la historia.

4. Resumen de los capítulos. Aquí anoto el contenido del capítulo sin ser muy explícita. Utilizaré lo que ya tengo escrito y marcaré en qué capítulo va cada cosa.

5. Escenas. En este punto valoro cada capítulo y lo divido en escenas. En mis capítulos suelen haber cuatro escenas que (sin hacerlo a propósito, suelen ocupar seis páginas A4). Así si un capítulo es demasiado largo, me es muy fácil cortarlo. A veces intercalo capítulos más cortos para marcar un suceso muy concreto, normalmente de acción.

6. Desarrollar escenas. Por fin llegó el momento de escribir detalladamente cada capítulo, cada escena, cada diálogo.

La ventaja de este sistema es que si me atasco en una escena, puedo saltarla y continuar por otra que me cueste menos. También soy consciente todo el tiempo de cuál es la historia que quiero contar, qué quiero transmitir, ver si tiene fisuras  y observar la fluidez del texto.

¡He acabado mi novela! ¡He conseguido escribir la ansiada palabrita: "fin"! ¿Ya doy por terminada mi obra?
¡No, ni mucho menos! Ahora empieza toda una tarea de revisión y corrección exhaustiva. Un trabajo arduo que seguramente explicaré en otro post.

¿Qué método utilizáis vosotros?

jueves, 2 de octubre de 2014

Su retraso...




"Ya debería haber llegado", pienso mientras miro mi reloj por enésima vez. 

Impaciente, compruebo que ya lleva una hora de retraso. Vuelvo a llamarle al móvil, aunque sé que estará apagado como las cuatro veces anteriores que he intentado contactar con él.

La angustia se cierne en mi estómago y me asomo a la ventana por si le veo llegar. Nada. Repito su nombre una y otra vez como si al hacerlo pudiera conjurar su presencia.

No me gusta que vaya al trabajo en bicicleta. Pero hoy me desagrada especialmente. Me lo imagino arrollado por un coche. Veo la imagen claramente en mi mente, tan nítida que me estremezco. Intento alejar la visión, pero se queda en mí como marcada a fuego. Su rostro sangrante, sus extremidades en una posición imposible, su cuerpo inmóvil... Veo la ambulancia, oigo la sirena y el corazón me retumba en el pecho en un galope desenfrenado. ¿Por qué no se habrá ido en coche? 

Deberían llamarme del hospital, informarme de que mi marido ha sufrido un accidente. ¿Por qué nadie se pone en contacto conmigo?
Pero yo sé por qué. Tiene el teléfono apagado. El pequeño aparato yace hecho añicos bajo una de las ruedas del vehículo. En el hospital todavía nadie se ha planteado ponerse en contacto con los familiares. Tratan de salvarle la vida; las primeras acciones son vitales y después... Dios dirá.

El terror se adueña de mí. Camino de un lado al otro del salón con pasos rápidos, nerviosos, impacientes. Acongojada, elevo mis oraciones al cielo, suplicando misericordia. No quiero perderlo... Él es la luz de mi vida, mi apoyo, mi consuelo, mi compañero, mi amigo, mi amante... ¿Qué será de mí sin él?

"Por favor, Dios, tráelo de vuelta. Por favor, por favor, por favor...", digo mientras vuelvo a mirar por la ventana.

Los minutos pasan lentamente. Avanzan arrastrando los pies para atormentarme, lo sé. El tiempo se confabula con mi preocupación para incrementar mi sufrimiento.

La puerta se abre y aparece el rostro sonriente de mi esposo. Y yo, aunque me siento profundamente agradecida y aliviada, le grito enfadada:
"-¡¿Estas son horas de llegar?!"

©Jim Megal-2014. Todos los derechos reservados