jueves, 31 de diciembre de 2015

Balance de fin de año

¡Hola a todos!
El 2015 llega a su fin, y con él toca hacer balance y propósitos para el año nuevo. Mi padre siempre dice que «el tiempo pasa igual, hagas lo que hagas», y es cierto. Puedes quedarte parado lamentándote por lo difícil que es conseguir este o aquel objetivo, o puedes esforzarte por conseguirlo, sabiendo que ese esfuerzo traerá su recompensa y que tardará «X» tiempo hasta que lo consigas. El tiempo pasará igual te esfuerces o no, pero los resultados no serán los mismos.
Este año me ha traído muchas alegrías y muchas experiencias. Mis primeras presentaciones como escritora; la publicación completa de mi novela «La luz de Derkac» en sus tres partes; he conocido en persona a escritores y amigos que solo trataba por las redes sociales; he aprendido mucho sobre el mundo de la literatura y de los lectores...


Sin embargo, no todo ha sido de color de rosa. Mi nivel de estrés se ha multiplicado exponencialmente, la frustración y la inseguridad me han acompañado en muchas situaciones y la desesperanza ha asomado otras tantas tentándome para que tirase la toalla.
Por eso quiero compartir con vosotros algunas conclusiones a las que he llegado:

Escribir no es fácil.
  • La mente debe estar despejada, y se requiere tiempo, sobre todo, en soledad y silencio.
  • La constancia es fundamental, y el compromiso con uno mismo, con sus sueños y sus lectores, también lo es.
  • No se puede escribir cualquier cosa y de cualquier manera. La técnica es importante, la ortografía, la gramática, el contenido y las formas, todo debe estar cuidado con mimo para no jugar y malgastar el tiempo de los lectores ni el nuestro.
Ser escritor publicado no es fácil.
  • No solo por lo difícil que es encontrar una editorial que apueste por tu trabajo (desde aquí quiero dar las gracias a Multiverso Editorial por confiar en el mío, por creer en mí como escritora y por acompañarme en este camino lento, espinoso e inmensamente satisfactorio).
  • Los tiempos de espera para recibir respuestas editoriales son desesperantes, y muchas veces solo te topas con puertas cerradas.
  • La competencia es ardua. Hay tanta gente que escribe que, con frecuencia, me viene a la mente la imagen de muchos peces dentro de un charco boqueando por un poco de oxígeno.
  • La promoción necesita tiempo, ingenio, esfuerzo y dedicación. Hay que tener feedback con los lectores y tener amigos hasta en el fin del mundo para conseguir algo de visibilidad. Debes caer en gracia, sin pasarte de listo, y muchas veces las lecturas y los buenos comentarios dependen de los amigos que tengas. Durante este año he descubierto que no es oro todo lo que reluce y que el amiguismo me produce sarpullidos y la necesidad de introducirme en una burbuja atemporal y asocial (lo dice la persona más sociable del mundo que ha encontrado verdaderos amigos en las redes sociales, ellos saben que no deben sentirse identificados).
  • No hablemos de ganar dinero con la escritura, mucho menos de pretender vivir de ella...
Luchar por los sueños nunca fue fácil.
Cuando admiramos el éxito de personas famosas tendemos a pensar que les acompañó la buena suerte, que nacieron con una rosa bajo el trasero, con buena estrella, que sus contactos no tienen precio (o tienen demasiados ceros en su cuenta corriente), y que ojalá nos pasara a nosotros.
  • Soñar es gratis, pero no podemos dedicarle demasiado tiempo a imaginar cómo serían nuestras vidas si alcanzásemos un éxito mundial. En un mundo de acción, no podemos entretenernos visualizándonos flotando sobre la superficie de una piscina en mitad del Caribe, ni  rodeados de miles de millones de lectores que esperan con ansia que entreguemos nuestra próxima historia, mientras nos documentamos viajando por todo el mundo en primera clase. El éxito no es más que la punta del iceberg. El esfuerzo, el trabajo duro y constante, la falta de sueño, el compromiso o la implicación total son algunos de los escalones que hay que subir para conseguir que el éxito sea visible.
  • La hostilidad es gratis. En este año he visto a autores pisando e insultando el trabajo de otros compañeros, movidos por la envidia, la inseguridad por la dura competencia o la malicia en estado puro. He visto a lectores voraces «maltratando» con sus comentarios a los escritores que no coinciden con sus puntos de vista. Los gustos son muy personales y un libro puede decepcionar mucho, muchísimo, pero la falta de respeto nunca estará justificada. Aprender a decir las cosas, hacer críticas constructivas que muestren dónde están los fallos y qué ha producido la decepción siempre será mejor y demostrará mucha más clase y elegancia que decir: «este libro es una mierda».
Rendirse es fácil, pero ¿es una opción?
Confieso que, a veces, la idea de abandonar es tentadora (sobre todo cuando percibo algunas de las cosas que habéis leído más arriba). No obstante, os mentiría si dijera que puedo dejarlo correr, que puedo abandonar mi sueño sin sentir que una parte de mí queda aniquilada. Y es que escribir no es solo un hobby que me ayuda a despejarme. Escribir me hace feliz, que otros lean mis historias y las disfruten me hace feliz. Descubrir nuevos personajes, sus vidas, sus pasados, sus relaciones, sus aventuras y desventuras me hace inmensamente feliz. Escribir no es solo una necesidad, es parte de mí, de mi forma de expresarme, de ver el mundo, de vivir. Es por eso que en el año próximo seguiré corriendo por alcanzar mi sueño, por conseguir mis metas y por hacer llegar a mis lectores las muchas historias que asaltan mi mente.

 
Ojalá el 2016 traiga muchas alegrías, muchas enseñanzas y alguna otra novela que está pidiendo nacer. Ojalá me acompañéis en este nuevo año y disfrutéis, junto a mí, de mis mundos de fantasía.
Gracias por vuestro apoyo y por ayudarme a crecer y a conseguir mis metas. Gracias por leerme y por estar ahí.
Os deseo el mejor de los años y que os traiga excelentes lecturas que os hagan soñar.
¡Millones de besos!
Jim Megal

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