Ni la vio venir. ¡ZAS! La bofetada le giró la cara en milésimas de
segundo. La ira estalló en su interior y se volvió hacia la agresora
dispuesto a exigir explicaciones. Ella le miró con inocencia, las manos en alto como en son de paz.
-Iba a picarte, cariño... ¡Míralo, por ahí va!
-Iba a picarte, cariño... ¡Míralo, por ahí va!
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